Querida Rosa:
Estos días he recordado aquella primera conversación nuestra, en la sede del PSE en Bilbao allá por julio de 2001, en la Alameda Recalde. Me habías concedido una entrevista para Papeles de Ermua. Aunque profana en la materia, era la única “reportera” de aquella incipiente revista que se gestaba en mi portátil como único cobijo. En aquella conversación yo hablé poco, pero observé mucho. Después escribí lo que me habías dicho, articulándolo como me salió del hipotálamo. Te gustó. Me alegré. Todo lo que afirmaste en aquella entrevista, querida Rosa, lo has cumplido con una coherencia sin fisuras. Eres la única representante electa del PSOE que no se ha doblegado a este socialismo de pacotilla de Rodríguez Zapatero. Tienes, lo sabes bien, el respeto, el cariño y el reconocimiento del Foro Ermua, como públicamente todos te hemos expresado institucional y personalmente. Todo lo que tú dijiste en aquella entrevista se mantiene; todo lo que yo dije al perfilar tu semblanza lo reitero. Por cierto, reeditaremos esa entrevista en breve.
Como sabes, mi vinculación al Partido Popular es similar a la tuya: la derivada del agradecimiento de una ciudadana al único partido que, en toda la historia de la democracia española, ha hecho lo que había que hacer con ETA, intentar derrotarla sólo con la ley. Además, compartimos, desde hace años, la sólida amistad con algunos miembros del PP, como Jaime Mayor Oreja o Alejo Vidal-Quadras. Ciertamente, tengo que confesarte que estas últimas semanas mi reconocimiento, afecto y gratitud al Partido Popular han ido “in crescendo”, por algunos hechos que te cuento a continuación. Éstos dan razón de ser a estas líneas que he decidido escribirte, después de un obligado silencio acordado unánimemente por respeto a nuestra Asamblea del Foro Ermua, que como sabes se celebró el pasado día 23 de septiembre, en Vitoria.
Unas declaraciones tuyas del pasado 17 de Septiembre me suscitaron algunas de estas reflexiones y han provocado esta confesión pública por una razón de estricta justicia y de respeto a la verdad (en esto también solemos coincidir, de forma habitual). En esas declaraciones apelabas a la urgente regeneración democrática por una supuesta reacción intolerante ante la legítima decisión de “un ciudadano como Mikel Buesa” de vincularse a tu nuevo proyecto de partido.
Ciertamente hemos pasado semanas difíciles en el Foro. La razón es sencilla: nos resistíamos a perder a Mikel Buesa, como presidente y portavoz, porque todos comprendimos desde el principio –porque le conocemos bien- que su vinculación a ese proyecto iba a ser incompatible con la presidencia de un Foro que sólo defiende principios, no siglas. Cuando digo que conocemos bien a Mikel Buesa, me refiero a que es una persona que cuando se implica, se implica: las medias tintas son incompatibles con su dotación genética. Como era de esperar -lo reflejó con su acostumbrada agudeza Jon Juaristi- en unos pocos días se convirtió mediáticamente en la cuarta “pata” del nuevo proyecto: Rosa Diez, Fernando Savater, Carlos M-Gorriarán y Mikel Buesa. Sin embargo - y aquí está la clave - no fue su vinculación a tu partido la razón de la dimisión en bloque de toda la Junta Directiva del Foro. ¡Faltaría más!: Mikel había ido en las listas de Alfonso Alonso Aranegui por Vitoria en las pasadas municipales y había asesorado a María San Gil siempre que se lo pidió. En aquellos momentos, ciertamente, esa opción (el PP) era la única realmente constitucionalista.
La razón de la dimisión en pleno de la Junta del Foro no fue otra que sus declaraciones denunciando maniobras del Partido Popular, a través del Foro, para dañar a tu nuevo partido. Esto sencillamente no es verdad. Le exigimos que las desmintiera y se negó a rectificar. Como en una pesadilla, nos encontramos que el Foro Ermua, que nació para fomentar la unión de los constitucionalistas, estaba –con falsedad- induciendo al enfrentamiento entre dos partidos que defienden la derrota de ETA y se oponen a las pretensiones antidemocráticas de los nacionalismos. Esto era lo que bajo ningún concepto podíamos asumir, ni consentir. Esta y ninguna otra razón fue la que provocó tan drástico desenlace: dimitimos todos.
En este contexto, los dirigentes del PP injustamente acusados guardaron el más respetuoso silencio. Era respeto hacía ti y hacia nosotros. Ciertamente, “somos esclavos de nuestras palabras y señores de nuestros silencios”. En estos días he comprendido en mi propia piel hasta qué punto la calidad moral, la altura de miras, se demuestra sobretodo en resistir la provocación callando.
Querida Rosa, no ha existido presión externa alguna a nuestra organización. Presión interna toda la que seas capaz de imaginar. El Foro Ermua lo formamos personas de los más distintos pelajes, es difícil presionarnos, no es factible controlarnos: a los hechos me remito. Nos une la defensa de elementales principios morales. Ésa es nuestra fortaleza para decir siempre lo que hay que decir, gobierne quien gobierne. Esa independencia se garantiza precisamente por nuestra diversidad: no se exige “pedigrí”. Nos parece inconcebible que alguno –imitando lo que siempre han hecho los nacionalistas- se adjudique un “plus de legitimidad” por ser progre, por parecerlo o por jugar a serlo. Éstos son los que, a la postre, se convierten en “los nuevos dictadores” del pensamiento, como tan ajustadamente, les describe Denis Jeambar, refiriéndose a nuestros vecinos franceses. En nuestro Foro caben todos. Precisamente porque en el Foro Ermua hay un poco de todo apoyamos y apoyaremos todas las siglas que defiendan lo que nosotros defendemos: la derrota de ETA, el respeto a la ley y a la unidad de España, que garantiza la libertad, la igualdad y la solidaridad.
No ha existido maniobra alguna para dañaros, te lo aseguro, antes bien al contrario. No quiero omitir una anécdota aparentemente insignificante pero significativa. Estos días, coincidiendo con la vorágine mediática del asunto que nos ocupa, tuve mi oposición a cátedra. Toda la prensa se hacía eco de la denuncia de Mikel Buesa acerca de las supuestas maniobras del PP. La junta dimisionaria habíamos acordado no hacer declaración alguna, ni desmentidos, hasta después de la Asamblea. Volvía en tren del primer ejercicio de la oposición. Recibí una llamada de la secretaria de Ángel Acebes, me puse en contacto con él: “Sólo quería saber cómo te había ido la oposición”. En mi pueblo, no muy lejos del tuyo, a esto se le llama hombría de bien. No te oculto que me emocioné. Y pensé en Mikel y en ti. Y me llené de esperanza con esta segura percepción: en España, tenemos mucho más músculo ético del que pensamos para esa regeneración democrática, que tantos propugnamos, sólo necesitamos estar unidos los que pretendemos lo mismo.
Querida Rosa, me he resistido como tú misma lo habrías hecho a perder a Mikel Buesa como presidente (tengo la certeza de que no me lo reprocharás). Sé que su decisión sólo ha sido el resultado del deseo de apoyarte en esta arriesgada andadura que emprendes, para que el socialismo español recupere su maltrecha dignidad. Ahora, después de recomponer el “roto”, te digo con sinceridad que me alegro de que le hayas implicado, porque así hay más posibilidades de que ese nuevo partido vaya en la dirección correcta: la que tú quieres. Sabes bien que entre nosotros hay quienes no comparten estratégicamente la arriesgada posibilidad de dispersar el voto constitucionalista porque el atolladero en el que nos ha metido el presidente Zapatero no permite correr muchos riesgos.
Desde el Foro Ermua te apoyaremos, como siempre hemos hecho, para lograr un gran frente constitucionalista, que descarte cualquier pacto de gobierno con nacionalistas, que recupere el Pacto por las Libertades y Contra el Terrorismo, que articule una posición de firmeza ante los nacionalismos secesionistas, insolidarios y tramposos y que promueva una reforma a fondo de la Constitución del 78, para fortalecer el Estado. Con estos objetivos nos tenéis a la inmensa mayoría de los españoles: hay votos para todos.
Inma Castilla de Cortázar Larrea
Profesora Agregada de Fisiología Médica
Vicepresidenta del Foro Ermua