¿QUÉ MÁS PODEMOS HACER?

Son días de angustia y sobresalto para todos los que creíamos en el Estado de Derecho y en su transparencia. Después del bombazo de ETA, el “hurnero y electoral” de Zapatero sigue apostando por el diálogo con los asesinos. ¿Incredulidad, miedo al fracaso o positivismo suicida? El Presidente lo tenía fácil: romper definitivamente cualquier acercamiento con ETA y apostar por el Pacto por las Libertades y Contra el Terrorismo. Pero, tirando de irracionalidad (y de carcajada si no estuviésemos hablando de un millar de víctimas), el Gobierno sigue en sus treces mirando más a las elecciones de mayo que al aparcamiento de la T-4.

El PSE se adhiere a manifestaciones pero no comparte el lema de su convocatoria. ETA dice que la tregua no se ha roto y que no tenían intención de matar a nadie (¡Pobres Asesinos, no tenían la culpa!). Otegi, aún en libertad por moratoria política, declara que el Proceso va mejor que nunca. El PCTV (aquel partido que no pudo ser ilegalizado por “demostrar” sus dotes democráticas) no condena el atentado. UGT rechaza la proposición del Foro Ermua para que en la manifestación convocada en Madrid figure el término “libertad”. Pero, sobre todo, dos personas han muerto y un edificio ha quedado derruido (será reconstruido con nuestros impuestos). Pese a ello, no se rompe el diálogo con los asesinos.

¿Qué más podemos hacer? Morirá más gente y esto no cambiará. ¿Soy catastrofista, o es cierto que han muerto dos jóvenes inocentes? No sé que podemos hacer los ilusionistas que apostábamos por una rendición de las pistolas frente a la fuerza de la palabra. Tampoco sé que pasa por la cabeza del Presidente, sólo espero que la Justicia actúe y que ningún Gobierno vuelva a dar la espalda a la ciudadanía. González ignoró los movimientos ciudadanos y perdió la confianza general. Aznar lo hizo con el mismo resultado. Y Zapatero, ¿alguna vez ha generado confianza?