3 de junio de 2007

GOMORRA

La monumental obra reivindicativa “Gomorra”, de Roberto Saviano, aborda el tremendo problema de la mafia napolitana. Un grupo de mangantes y pistoleros a sueldo se han adueñado de la Magna Grecia, con violentos asesinatos y chantaje continuo a una población de cobardes colaboracionistas y rebeldes amenazados.

Haciendo gala de metáforas quijotescas, podemos designar a Rodríguez Zapatero Presidente de la Gomorra española. No puede recibir otro nombre la detención ilegal de militantes de la oposición y el posterior silencio y complicidad del Gobierno. Tampoco el encierro en el ayuntamiento de Bilbao de los miembros del Partido Popular, las manifestaciones prohibidas, la censura a Jesús Quintero y la detención en Mérida de un mudo por “proferir tremendos insultos”. Es Gomorra la fotografía de todos los grupos parlamentarios unidos marginando a diez millones de españoles. También el acoso hacia los miembros discordantes del “disparate gubernamental” del Presidente.

La acusación diaria dirigida contra la oposición, que no tiene a ETA y a sus lacayos entre sus objetivos, es Gomorra. También es del mismo género los intentos gubernamentales de expulsar al presidente del BBVA y el seguimiento por parte de las fuerzas de seguridad del ciudadano más opado de España, Manuel Pizarro. En lugar de concentrar unidades en la lucha contra el terrorismo, perdemos el tiempo en proteger al mayor asesino en vida de la Historia de España, que estará en libertad gracias a la benevolencia del presidente de esta Gomorra: Rodríguez Zapatero.

La permisividad del Gobierno hacia organizaciones políticas que no condenan la violencia, en todo el mundo es Gomorra, en España, democracia. No podemos olvidar las veinticinco reuniones (traiciones) del PSE con ETA, que santifican al mismísimo Carod Rovira de Perpiñán. Los pactos electorales y el reparto de fondos públicos para que los pistoleros de ETA recarguen municiones con patrocinio del Estado, es mafia, claudicación y vergüenza.

Digan lo que digan, es Gomorra...

1 comentario:

Fernando Rubin dijo...

Como podeis ser tan terriblemente fascistas...

Con mis desprecios.