Los nazis se han hecho dueños del País Vasco
La patada que uno de los esbirros nazis que componen el "escalón de protección" del presidente de la Comunidad Autónoma Vasca, el presunto delincuente Juan José Ibarreche,no ha sido sino la primera de la vil serie de patadas que hoy recibirán la democracia y el Estado de Derecho. Por desgracia para Antonio Aguirre, socialista con 22 años de afiliación, vasco recio e incansable, hombre honrado y cabal, dirigente del Foro Ermua, la patada que ha recibido no ha sido metafórica sino dolorosamente física. Las patadas que desde ayer y durante el día de hoy recibirá el estado de derecho en España, menos físicas no serán necesariamente menos dolorosas.
La primera de las patadas fué inmediata y la dio la policía autónomica vasca al dejar ir al agresor sin tan siquiera tomarle el nombre. La indefensión en la que viven la mitad de los vascos, los que no comulgan con el nacionalismo nunca fué tan penosamente evidente como ayer por la tarde y el mensaje que envía la policía no lo es menos: en la Comunidad Autónoma Vasca agredir a los demócratas sale gratis.
La segunda patada la daba esta mañana, muy de mañana el diario El País, haciendo desaparecer de su portada la agresión para enviarla a la página 22. Los estertores de Polanco están siendo terribles.
Tercera patada: el propio Ibarreche. El presidente de una Comunidad Autónoma es, según la Constitución que fundamenta la existencia misma de la Comunidad Autónoma Vasca y que Ibarreche desprecia con tanto entusiasmo como el que pone en disfrutar de los privilegios y emolumentos que lleva aparejado su cargo, representante ordinario del Estado en su Comunidad (artículo 152). Ibarreche no ha censurado la actuación de sus sicarios que han acosado a los miembros del Foro Ermua al grito de "que se muera, que se muera". El PNV, pecio histórico del nazismo varado en las playas del nuevo milenio con la misma elegancia que un calamar gigante en las playa de la Concha es responsable de cuanto ocurre en el País Vasco. Quien lo dude debería ver cuan llena de nueces está la despensa del nacionalismo mafioso.
Hoy le quedan al menos tres patadas que recibir a la democracia. La primera la darán al alimón el Fiscal General del Estado, Candido Conde Pumpido, el "mejor abogado de la ETA", como le ha calificado el Foro Ermua y su compadrito Bermejo, Ministro de Justicia al no promover acciones inmediatas contra Ibarreche, contra el policía que dejó marchar al agresor, y contra el PNV que organizó una vez más la algarada. Cada minuto que permanece Pumpido en su cargo es una hora de continuado deterioro de la Justicia en España.
La siguiente patada la democracia la recibirá del entero PSOE, Antonio Aguirre lleva 22 años militando en el Partido Socialista y cuando Pepiño Blanco trepaba mediante la adulación y la taimada vileza el duro camino que lleva desde la mediocridad intelectual y la inexistencia académica hasta su actual inane prominencia, Aguirre estaba cansado de plantar cara a los asesinos, de jugarse el tipo por la libertad y por la democracia. La tragedia que para la democracia española, basada en la alternacia pacífica de dos partidos de corte moderado, supone el práctico secuestro que el zapaterismo, ayuno de criterio, ahito de rencor ha cometido sobre el socialismo español sólo comenzaremos a entenderla con el correr de los años. La tercera patada la dará, pasivamente, el Presidente del gobierno, que, con carácterística cobardía ignorará el hecho. En su doble condición de Secretario General del PSOE y de Presidente del Gobierno de todos los españoles Zapatero no debería permanecer callado.
Nadie le espera.
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